Sobre las corridas de toros
Dos actitudes me ocasionan las corridas de toros, uno de carácter racional y otra poético-ontológica. La racional se sustenta en la consideración de que es un acto de barbarie, una tortura que ocasiona sufrimiento y dolor innecesario. La poética descansa en esta premisa también pero faltaría añadir que ve en la representación de la tauromaquia una caracterización de la condición trágica del ser humano.
El arte taurino confiere a la agonía una dimensión estética, podríamos decir que es la poesía en movimiento de la pasión de Cristo, por ende, del ser humano. Sólo que aquí ya no hay resurrección sino que revela la esencia de esta condición agónica.
En la representación se puede ver la condición humana en cualquiera de los dos personajes, toro y matador.
Toro: Representación de la agonía del hombre. Zeus baja a la tierra para ser dispuesto al sacrificio. Sufrimiento y tortura que ha de pasar el hombre en el valle de lágrimas. La fatalidad y condición necesaria de la muerte. Visión cristiana de la existencia en este mundo.
Matador: Revelación de la esencia humana como oposición a la naturaleza. La inteligencia contra la fuerza. El hombre "poieta" que establece arte en la dimensión mortal. La fragilidad de la existencia que en todo momento nos movemos alrededor del abismo.
En la praxis, lo más infame de las corridas de toros no es la muerte del toro pues de todas formas está condenado, ya sea por la muerte en una carniceria o porque sin corridas ya se hubieran extinguido, o al menos, su número se hubiera reducido. Se trata del tercio de picadores y el de banderillas que si que se le puede considerar abiertamente como tortura. Muchos aficionados dicen que si no existieran estos tercios, no se les podría torear.
Así que el dilema es ¿êthos o poiesis?
posted by Ducados @ 12:01 p. m.
6 Comments:
Si tu lo dices...
Cualquier excusa es buena cuando se quiere justificar lo injustificable y eso algunos tontos lo confunden con la inteligencia.
Amigo, a similares elucidaciónes puede llegarse cavilando sobre un abrelatas. En cambio, lo que veo con las corridas, a pesar de nunca haber está en ellas, es el daimon del sadismo, que es directamente proporcional a la indefensión de la víctima. De esta manera, y usando una terminología un tanto vetusta, podríamos decir que nos acercan a un morbo despreciable. Personalmente no lo considero ni arte, ni poesía, ni nada en absoluto... claro que mis conceptualizaciones no son universales. Sin lugar a dudas prefiero el ajedrez.
Saludos desde Buenos Aires.
hace unas semanas soñé con los ojos del toro justo antes de la estocada mortal, por lo que debí suponer que era yo el torero parado frente al toro, frente a esa mirada, aunque luego me dio cuenta que él y yo eramos lo mismo.
sobre lo que sentí en ese instante de mi sueño , solo puedo decir que mi morada poética fue el deseo de mi propia muerte, toro o torero; derrochar mi propia sangre.
Nunca he asistido a una corrida, solo ese acercamiento desde el inconciente colectivo.
en las actuales corridas de toros no hay arte, hay derroche despiadado ,referencia advenidiza y vergonzosa de la idea del sacrificio.
Es cierto que una reflexión se puede hacer hasta del Mortadelo, pero todo esto está basado en el acontecimiento trágico y la dimensión estética de la muerte. Las corridas taurinas seguramente provienen de los romanos y estos las debieron de adoptar por algún tipo de culto sagrado.
Para mí los toros es la afirmación del arte en el límite de la vida en la muerte. El tema da para más...
Un saludo.
Hola Alfenix:
De ningún modo se pueden justificar las corridas de toros, de hecho, en el artículo no las justifico simplemente trato de explicar que el espectáculo agónico de la tauromaquia es una metáfora de la existencia humana.
Respecto a la dimensión estética lo que más me fascina es que es un intento de hacer arte a través de la muerte. Es decir crear, con aquello más ineluctable y trágico de la vida.
Un saludo.
Publicar un comentario
<< Home