"Todo el mundo es importante pero nadie es imprescindible"

Hará unas semanas que me encontré a una antigua amiga del colegio y el instituto. En Resurrección III me referí a ella como N. Tres años antes perdí el contacto con esta persona debido al enfriamiento de la amistad que tuvimos como secuela de mi falsa "declaración de amor". El reencuentro fue en el autobús, hablamos superficialmente de nuestras vidas, intercambiamos nuevos teléfonos y messanger, en fín lo típico en estos casos...

La cuestión precisamente es que en el messanger encontré como lema suyo, la frase que he situado como título a este post. Me ha dado bastante que pensar. Sinceramente, no le he dado una interpretación personal (sería demasiado paranoico) pero desde una perspectiva general como reflexión ética -aunque de ética no tiene nada, he aquí la clave- me desagrada bastante. Me da algo de repelús, lo confieso.

El ser humano se define ante todo como posibilidad, como poder-ser desde una óptica existencialista y que considero -desde mi perspectiva personal- totalmente válida. Somos un proyecto abierto, difícilmente de encasillar y sobre todo, somos sujetos utilizadores, no objetos utilizables. Aunque la frase en sí no lo expone explicitamente, el término prescindir implica que el ser humano es excluído para lograr mis fines, por tanto, las personas pueden ser utilizadas para lograr mis intereses. Aquí ya se puede vislumbrar la objetualización del sujeto, paso definitivo para la desvalorización absoluta de la dignidad del individuo -ya que, desde esta óptica, lo mismo es una silla que un ser humano. Quizás sea un poco injusto, pero cuando intento imaginar la consideración que tiene de su vida esta chica, imagino que será como una partida de ajedrez en la que la gente de su alrededor representan las piezas. Tanto da ser amigo o enemigo, ya que al fin y al cabo y en último extremo, todos seríamos sacrificados para su supervivencia (Sospecha: en el fondo, reconozcámoslo, ¿Qué estaríamos dispuestos hacer si estuvieramos al filo del abismo? ¿Cómo juzgar?).

N. jamás será una criminal, probablemente, pero precisamente y paradójicamente esto es lo preocupante. Es una visión que esta socialmente generalizada y probablemente, tú y yo, querid@ lector/a, también la tengamos aunque no seamos conscientes de ello. Entre adolescentes ya se va extendiendo la metáfora transeunte=marciano de videojuego, el fenómeno antifreak -o risas cómplices ante lo que es diferente, ante la alteridad que nos podría ayudar a evolucionar- se convierte en legislación social de quién (o qué) se puede considerar enrollado y quien no, y el paradigma existencial del protagonista de American Psycho empieza a parecer el "fatum" de las sociedades globalizadas.

Y claro, ante la pérdida del valor inherente a la condición humana se forja el caldo de cultivo para la liberación de los instintos más destructivos del ser humano. En el tercer Reich, la propaganda nazi dejaba caer la sinonímia entre los conceptos judío-rata. En fín, prefiero no profetizar nada sobre todo por si me equivoco. Y una consideración final, tengo la impresión que para mejorar un poco las cosas quizás valga más la acción interior que la exterior, ver la viga en el ojo propio. Si cada uno de nosotros combatiera el mal en nuestra propia personal este dejaría de existir en el mundo.