- - El Blog de Ducados: "Ayuda a poner fin a esta vergüenza"

miércoles, febrero 15, 2006

"Ayuda a poner fin a esta vergüenza"

Texto de Allen Carr en "Es fácil dejar de fumar si sabes cómo" Editorial Espasa-Práctico.

En mi opinión, el fumar es la mayor vergüenza de la sociedad actual, peor incluso que las armas nucleares.

La base de toda nuestra civilización, el factor que nos ha permitido avanzar tanto, es nuestra capacidad de comunicar nuestros conocimientos y nuestras experiencias, no sólo unos a otros, sino a las generaciones futuras. Incluso los animales de las escalas inferiores tienen que advertir a sus crías de posibles peligros en la vida.

Con las armas nucleares no hay problema mientras no exploten. Los que defienden una política de fuerza nuclear no paran de decir, con aire de suficiencia: "Estas armas mantienen la paz." Si algún día explotan, resolverán el problema del tabaco y todos los demás problemas, y para los políticos es una satisfacción saber que no habrá nadie para decirles: "Os equivocasteis." (¿Será por eso por lo que escogen la opción nuclear?)

Sin embargo, a pesar de mi desacuerdo con las armas nucleares, estoy convencido de que estas decisiones se toman con la mejor intención; que los políticios realmente creen que sirven a la humanidad. Sin embargo, con el fumar se conocen perfectamente los hechos reales. Tal vez durante la Segunda Guerra Mundial creyesen de verdad que el tabaco daba valor y confianza, pero hoy desde luego saben que es falso. Mira los anuncios modernos de tabaco. Ya no dicen que te relaja o que te proporciona placer. Sólo hacen hincapié en el tamaño de los cigarrillos y la calidad del tabaco. ¿Por qué nos ha de importar el tamaño o la calidad de un veneno?

La hipocresía es increíble. Como sociedad, nos indignamos con los heroinómanos y con los que esnifan pegamento. En comparación con el tabaco, estos problemas son ridículos. El 60 por 100 de la sociedad es o ha sido adicta a la nicotina, y la mayoría de los fumadores gasta gran cantidad de dinero en cigarrillos. Todos los años se destrozan decenas de miles de vidas por esta adiciión. Es, con mucho, la que más mata en la sociedad occidental, y el más interesado en que la cosa continúe es el propio gobierno. El Estado español ingresa anualmente billones de pesetas gracias al sufrimiento de los adictos a la nicotina, y a los imperios del tabaco se les permite gastar más miles de millones de pesetas para anunciar sus porquerías.

Qué listos son dejando que las empresas tabacaleras impriman en el paquete aquella advertencia, o que el gobierno se gaste una miseria en programas de televisión que nos adviertan de los peligros del cáncer, del mal aliento y las trombosis, para luego autojustificarse moralmente diciendo: "Ya os hemos advertido del peligro. Ahora es vuestro problema." El fumador no puede escoger, como tampoco puede el heroinómano. El fumador no decide conscientemente engancharse: se le tiende una sutil trampa. Si los fumadores pudieran escoger, mañana por la mañana sólo fumarían unos cuantos jóvenes que creen que pueden dejarlo cuando quieran.

¿Por qué esta doble moralidad? ¿Por qué a los heroinómanos se les considera delincuentes ante la ley y al mismo tiempo se les permite inscribirse como adictos, suministrándoles heroína gratís y un tratamiento médico adecuado para ayudarles a dejarlo? Intenta inscribirte como adicto al tabaco. Ni siquiera podrás conseguir cigarrillos a precio de costo. Tienes que pagar el triple de su valor real, y cada vez que el gobierno necesite más dinero te apretará más la tuerca. Como si el fumador no tuviera ya bastantes problemas.

Si acudes a un médico te dirá: "Déjalo, te va a matar", cosa que ya sabes perfectamente (por eso has acudido a él), o te recetará un chicle o parche de nicotina que te puede costar un dineral y contiene la droga que quieres dejar.

Las campañas de terror no ayudan a los fumadores en sus intentos de dejarlo, se lo hacen todavía más dificil. Lo único que se consigue por ese camino es asustar a los fumadores, lo cual aumenta su necesidad de fumar. Ni siquiera se evita que los jóvenes se enganchen. Los jóvenes saben que los cigarrillos matan, pero también saben que no se morirán por fumarse uno. Como el hábito está generalizado, el joven acabará, por presión social o por mera curiosidad, por probar un cigarrillo. Como le sabrá tan asqueroso, lo más probable es que se enganche.

¿Por qué permitimos que continúe esta vergüenza? ¿Por qué no nos dicen a las claras que es una droga y el veneno asesino número uno, que ni te relaja ni te da confianza, sino que te destruye la personalidad y que te puedes enganchar con un sólo cigarrillo?

Me acuerdo de un episodio de La máquina del tiempo, de H. G. Wells. El autor describe un incidente en un momento del futuro, cuando un hombre cae a un río. Sus compañeros se quedan tranquilamente en la orilla como si fueran vacas, sin prestar atención a sus gritos de desesperación. Cuando lo leí, lo encontré inhumano y profundamente preocuapante. Veo un fenómeno similar en la apatía que muestra nuestra sociedad hacia el problema del tabaco. Permitimos que se televisen deportes promocionados por las empresas tabacaleras en las horas de mayor audiencia. Imagínate la que se armaría si fuese la Mafia la que promocionara el deporte, con la intención de enganchar a los jóvenes con la heroína. Y que después del partido, o lo que sea, veamos al presidente del club no cómo fuma un cigarrillo, sino cómo se inyecta heroína.

¿Por qué permitimos que nuestra sociedad siga utilizando a sus jóvenes sanos y fuertes, obligándoles a gastar auténticos dinerales para tener el privilegio de destrozarse física y mentalmente durante el resto de sus días, en un estado de auténtica esclavitud, para vivir una vida de suciedad y enfermedad?

A lo mejor piensas que dramatizo demasiado. No es así. Mi padre perdió la vida cuando tenía poco más de cincuenta años debido al tabaco. Era un hombre fuerte, y quizás hubiera estado vivo todavía si no hubiera fumado.

Estoy convencido de que estuve a punto de morir yo mismo antes de los cincuenta años, aunque mi muerte se hubiera atribuido a una hemorragia cerebral, y no al tabaco. Ahora hablo todos los días con personas, que ya padecen las horribles enfermedades que el tabaco produce, o a las que les falta poco. Y si te lo piensas un poco, tú también conocerás casos de estos.

Algo está cambiando en la sociedad, se ha formado una bola de nieve que ya rueda por la pendiente. Espero que este libro sirva para ayudar a que se convierta en una avalancha.

Tú también puedes ayudar: haz que se extienda nuestro mensaje. <...>

Fundalmentalmente estoy de acuerdo con lo que se dice en este texto, ser fumador, en realidad, es una autohumillación continua. En estos momentos llevo 27 horas y 15 minutos en mi nueva vida como ex-fumador. Esta es una guerra que pienso ganar, por salud y sobre todo, por libertad.

3 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Yo no estoy de acuerdo; yo he sido fumador, bebedor y algunas cosas más y pienso que las drogas no enganchan a nadie, somos nosotros los que nos engachamos. Los problemas estan dentro, no fuera.

Ya lo hablaremos eso...

7:49 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Estuve años esperando a que se apruebe la ley antitabaco en Argentina, por suerte hace unos meses que se aprobó, y considero que es una de las mejores leyes que se dictaron en muchos años!.
No hay nada peor , que ser un fumador pasivo. Y mucho peor soportar el humo de los fumadores egoistas, que no respetan el derecho del no fumador , obligandolos a contaminarse tambien. Creo que es una buena forma de educar al fumador y disminuir su vicio.

9:03 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Espero que a estas horas lleves unos cuantos años como ex fumador. Yo consumía, más o menos cuando publicaste este post, 40 cigarrillos al día con 24 años. Gracias a Allen Carr lo dejé. Tras una recaída breve, lo he vuelto a leer. Que esclavicen a su puta madre!

12:16 a. m.  

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