- - El Blog de Ducados: Ida y Vuelta

viernes, febrero 10, 2006

Ida y Vuelta

-Y esa vez Pulgarcito lo que hizo fué ir tirando miguitas de su panecillo según iban andando, que les enseñaran el camino de vuelta del Bosque Umbrío; pero, al querer volver...
-Los pájaros se habían comido las miguitas.
-Eso es, Perucho; conque...
-No sabían por dónde, no tenían camino para volver.
-Así es el trance, Cinta. Y ¿qué os parece?
-Lo primero, si era tan listo, ¿cómo no contó que los pajarcitos vendrían a comérselas?
-Quizá es que era muy listo, pero no adivino.
-Y ¿por qué echar miguitas de pan precisamente?
-Se ve que no tenía a mano ni chinitas blancas ni guindillas coloradas, nada.
-Y ¿sólo tenía ese panecillo?, ¿y se quedó sin comer, el pobre?
-Claro, Pisca: se quitaba de comer para poder volver a casa de sus padres.
-Que eran unos bestias, que no querían más que quitarse de encima hijos.
-Es que, si no, Tomás, se les morían todos de hambre.
-Ya, y preferían que se murieran lejos de su vista.
-Bueno...
-Y entonces, lo que Pulgarcito quería era llevarles la contraria.
-Sin saberlo.
-Sin saberlo, ya. Y todo para nada, que vinieran los pajarcitos y...
-¿Pensáis que era para nada?
-Depende: a ver qué paso luego.
-A ver qué pasa ahora: porque yo no tengo ya más cuento que contaros. En este trance estamos, niños: ¿qué podemos hacer ahora?
-Descubrir el camino por tanteos.
-O inventarnos otro.
-Que no lleve a casa de los padres.
-Eso: a otro sitio.
-A un sitio sin caminos.
-A la selva virgen.
-Perdón, Mariola, que me entrometa. ¿Puedo?
-¿Quíén te lo impide, Ambrosio?
-Es que llevo un rato, ahí en el despacho, oyendo tu cháchara con los niños y, como no me dejáis que estudie...
-Bienvenido a la cháchara; y ¿qué se te ocurría sobre el trance?
-Tú ¿crees, Mariola, que es manera de contarles el Pulgarcito?
-¿No es, Ambrosio?
-Para que se queden perplejos y se les ocurran disparates.
-Pues tú ¿cómo se lo contarías?
¡Eso, eso, que se peleen los maestros!
-A callar, mocosos, que esto no es un partido de pelota. Díme, Ambrosio.
-A ver qué es lo que hago yo cuando les esplico la Historia de la Humanidad, las huellas de otros siglos, adónde hemos llegado.
-Eso, sí, ¿qué haces?
-Usted, don Ambrosio, no nos la cuenta para que volvamos por esas huellas. ¿O sí?
-Nada de eso, imberbe: siempre adelante, con el ejemplo que ellos nos legaron.
-Lo que los niños querían, Ambrosio, era encontrar camino para volver.
-Volver ¿adónde?
-Ése era el problema: que no hay adónde.
-No a casa de nuestros padres.
-Y ¿qué es eso de "volver", demonios?
-Que aquí hemos llegado, y no nos gusta.
-Casi que nos da miedo.
-Que estamos hartos de recoger leña, a lo que los padres nos mandaron.
-Y queremos jugar a otra cosa.
-¿Por qué, niños? ¿Qué es lo que no os gusta? ¿No vivís en el mejor mundo de los posibles?
-No les digas eso, hombre: ¿cómo va a ser el mejor, si no tienen más que éste?
-Si hubiérais crecido, como yo, en el hambre de las posguerras...
-Pero, maestro, eso son historias: no están aquí.
-Están porque nos las cuenta, nada más.
-¿Cómo?, ¿que no creéis que sea verdad lo que os cuento?
-Uf, verdad...
-Mire, maestro: los pajarcitos se las han llevado todas por los aires.
-¡Qué corambres de pajarcitos ni...
-Oye, Ambrosio, no te enfurruñes: el problema es que hay que volver y no se sabe cómo; que no va a ser desandando los pasos de la Historia.
-No, Mariola: como que ni se puede: sería ir contra la 2ª ley de la termodinámica.
-¿Qué taco ha dicho usté, maestro?
-Respeto, niño: dice que las cosas pasan siempre en un sentido y no en el contrario, que el camino no puede desandarse.
-Pero no se trataba de desandarlo.
-¿Es que, aparte de un sentido y el contrario, no se puede tirar por otro?
-Ése era el trance: habrá que ver.
-En todo caso, muchachos, permitidme que os diga que la Historia es siempre una enseñanza para cualquier futuro.
-¡Oh querido Ambrosio!, ¿quieres decir que nos enseña una procesión de errores para que no volvamos a caer en los mismos?
-Bueno, pues tal vez...
-¿Qué os parece de eso, niños?
-A lo mejor nos ayuda algo en el problema.
-Sí: que, sin saber cuál es el camino, sabemos que cualquiera menos ése.
-Y eso ya es saber un poco.
-Ya, monitos pelones: como "infinito menos uno".
-Pues eso, maestra, y ¡viva!
-Algo es algo.

Texto de Agustín García Calvo

5 Comments:

Anonymous Anónimo said...

"Caminante no hay camino, se hace camino al andar y al volver la vista atras, se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar"

Esto es hacerse adulto, Ducados. La duda, la inseguridad y la añoranza nos acompañan, hasta que encontramos nuestra senda. Es posible, sigue buscando.

1:24 p. m.  
Blogger Ducados said...

Así es, usuario anónimo. Pero empiezo a sospechar que la madurez es un límite al que nunca se llega completamente...

5:39 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Afortunadamente...Persevera.

9:55 a. m.  
Blogger Cabeza Mechero said...

Bonito texto

2:38 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

No, no hay límite, no se acaba nunca de madurar. Siempre aprendes, te equivocas, aprendes, te equivocas....
No llegas a un punto en el que ves que has alcanzado nada, porque siempre hay más allá.
Por ahí se dice que a cierta edad eres una persona madura, pero es sólo un rumor infundado.... Puedes tener una apariencia de lo que se entiende convencionalmente como tal, y seguir siendo tan confuso , vacilante, ilusionado,asombrado ante las cosas, buscador de imposibles como un inmaduro cualquiera. Disincronía que se llama...

8:41 p. m.  

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