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sábado, noviembre 19, 2005

Aproximaciones al desarraigo (3)

Simplificar los cálculos

La progresiva numerización del funcionamiento microsociológico, muy avanzada en Estados Unidos, se retrasó notablemente en Europa occidental, como demuestran, por ejemplo las novelas de Marcel Proust. Fueron necesarios varios decenios para saldar los significados simbólicos sobreañadidos a las diferentes profesiones, ya fueran laudatorios (Iglesia, enseñanza) o peyorativos (publicidad, prostitución). Al término de este proceso de decantación fue posible establecer una jerarquía precisa entre los estatutos sociales basándose en dos criterios numéricos simples: los ingresos anuales y el número de horas trabajadas.
En el ámbito amoroso, también los parámetros del intercambio sexual habían sido tributarios durante mucho tiempo de un sistema de descripción lírica, impresionista, poco fiable. Y otra vez llegó de Estados Unidos la primera tentativa seria de definición de tipos. Basada en criterios simples y objetivamente verificables (edad, altura, peso, medidas caderas-cintura-pecho en las mujeres; edad, altura, peso, medida del sexo en erección en los hombres), al principo fue popularizada a través de la industria porno, que pronto pasó el testigo a las revistas femeninas. Si bien la jerarquía económica simplificada fue objeto durante mucho tiempo de oposiciones esporádicas (movimientos a favor de la "justicia social"), la jerarquía erótica, que parecía más natural, fue interiorizada rápidamente y consiguió desde el principio un amplio consenso.
Desde entonces, capaces de definirse a sí mismos mediane unos pocos parámetros numéricos, liberados de las ideas sobre el Ser que habían obstaculizado durante mucho tiempo la fluidez de sus movimientos mentales, los seres humanos occidentales -por lo menos los más jóvenes- pudieron adaptarse a los cambios tecnológicos que se producían en sus sociedades, cambios que conllevaban a su vez transformaciones económicas, psicólogicas y sociales.

Texto de Michel Houellebecq.