Tres ojalás

La memoria existe (cuya manifestación son los recuerdos) que es la fundamentación del pasado, por muy separado que esté de los hechos objetivos en el momento que fue presente. El futuro es el espejo del pasado, dado que el presente se convierte en pasado: el no-tiempo se convierte en presente. El viejo prejuicio de la sucesión. En la sociedad actual este no-tiempo tiene una importancia considerable debido a la exacerbación del deseo. El deseo es esperar algo que se dé en algún punto de ese no-tiempo. Y en la sociedad de consumo es prioritario aumentar el deseo ya que es principal actor en el movimiento económico, la consecuencia directa, es que el futuro cobra una primacía capital en nuestro sistema.
"Hemos de hacer lo posible para aumentar el progreso", "hemos de asegurar un futuro para nuestros hijos". Lemas actuales cuya cimentación es el no-tiempo, el mañana. Mañana desgraciadamente estaremos muertos y todo nuestro sacrificio habrá sido en balde. Si "por nuestros hijos", "por la humanidad" pero el problema es que nuestros hijos y la humanidad también se esforzarán y padecerán "por sus hijos" y "por la humanidad", la vieja maldición original bíblica.
Todo el engranaje actual está basado en el "futuro". Desde el trabajo hasta el placer, maquinas de tortura del "vendrán tiempos mejores" que situan al ser humano en una región muerta, dónde los páramos son oscuros y el lobo acecha con mirada torva y colmillos afilados. Hasta la acción y la oposición al sistema se situa en esta región.
Alguien dijo: "Dejad que los niños vengan a mi y no se lo impidáis: porque de los que son como éstos es el Reino de Dios". Para los niños el futuro no existe, sólo existe cuando les obligan a ir al colegio y a hacer exámenes. La infancia es nuestra patria perdida, nuestro paraíso perdido porque sabíamos cuál era el camino al Reino de Dios, de hecho habitábamos en él.
Desgraciadamente, la tragedia se consuma y desde adolescentes no somos más que niños disminuidos, grotesca caricatura de lo que fuimos y nunca, NUNCA, volveremos a ser. Expulsados por el ángel guardián del paraíso: el futuro.
Ahora revolcado en los excrementos y en las inmundicias de la vida adulta supuro sangre, mis visceras estallan en una orgía de melancolía enfurecida. Nunca-Jamás quedó atrás y como dice la canción hay "estos pantalones largos para el viejo Peter-Pan". La doblez para ocultar la miseria de nuestras vidas y nuestras actitudes, las risas que no serán jamás las mismas de antes, la cobardía y el mirar para otro lado y sobre todo, la esencia del futuro, la pálida dama que nos viene a dar el último beso, después de tener la sensación de no haber aprovechado nada lo que verdaderamente teniamos, ese será nuestro único beso. Lo que habrá servido vivir dos días a la semana.

Por eso lanzo tres ojalás:

Ojalá llegue el mesias del apocalipsis y clame: "Hoy es el fin de los días quedáis liberados del yugo del futuro. Ahora podéis disfrutar y comer los frutos de todos los árboles del jardín edénico".

Ojalá la sociedad sea tan sabia que promulgue el suicidio generacional, esto es, la prohibición del embarazo, no forzar que llegue una nueva descendencia de desgraciados como nosotros y que queden liberados de la pira "biológica". Dado que no sabremos enseñarles lo que es la "verdadera" vida que yo tampoco sé.

Ojalá acabe la pamplina del futuro, esa trampa esclavizadora y mortal que nos situa, en vida, en el reino de los muertos.